jueves, 13 de diciembre de 2007

Aberraciones Incontrolables


Difícil enmendar errores, sin embargo, todos hemos cometido alguno que otro.

Muchas veces sin pensar, no nos damos cuenta de que dañamos a la gente que más queremos, lo peor de todo, es que no lo haces hasta que te lo dicen.

A veces pierdes estos lazos o las relaciones se distienden, otras, sólo logran afiatarse más, lo que hace que aprendamos a tener más cuidado con lo que hacemos y/o decimos.

Me ha sucedido y creeme que es lo peor que puedes sentir, el sólo hecho de meditar y darte cuenta de que dañaste o heriste a una de las personas que más quieres es devastador. Primero porque defraudaste una confianza, una ilusión, algo que posiblemente te tenía en la cima de las exspectativas de alguien por relacionarse de una manera diferente, cosa que por lo demás, no cambia por el hecho de haber fallado. Segundo, porque nunca creíste, que esa acción causara consecuencias tan grandes en tu vida, en la cosmovisión del ser dañado, es como cambiar la dirección de un barco, a lo largo del camino vez que eso te llevó a un destino completamente diferente, para ambos.

Es tan complicado, porque existen necesidades, un vacío enorme que no hace más que recordarte, lo imbécil que fuiste, lo que perdiste.

No quiero volver a sentir ese vacío.

Esa fue la vez que más lloré en la vida.

Te cuestionas tantas cosas ¿Por qué te ocurre a ti, si se supone que eres no eres una mala persona? Terminas creyendo en el destino, que no mereces que gente buena esté a tu lado, que siempre existen oportunidades para equivocarse, para arreglarlas, empeorarlas o simplemente dejarlas ahí. Entre otras, que por culpa del alcohol, no recuerdo.

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