martes, 11 de enero de 2011

Irse e Irse


Tomas mi mano imaginariamente, no la siento... la pierdo, cada día que pasa... estás allá, en la sagrada metafísica, en ese planeta perfecto para ti. Pues bien, el tiempo y las miradas que se cruzan alzarán la campanada inicial. Te apropias de mi-tu cuerpo y ya no hay candados que protegen su valor, las llaves son del viento, sutil, ajeno, vaporizante, que hegemoniza en silencio cada parte de su textura. Me voy, te vas, nos fuimos y te vuelves a ir con otro cuerpo y esta vez, no existe el silencio. ¿Te gusta? Ok. Se acabó.

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